Todos vivían muy tranquilos y contentos. Pero una tarde,
mientras dormían la siesta, un yacaré se despertó de golpe y levantó la cabeza
porque creía haber sentido ruido. Prestó oídos, y lejos, muy lejos, oyó
efectivamente un ruido sordo y profundo. Entonces llamó al yacaré que dormía a
su lado.
—¡Despiértate! —le dijo—. Hay peligro.
—¿Qué cosa? —respondió el otro, alarmado.
—No sé —contestó el yacaré que se había despertado primero—. Siento un ruido desconocido.( FRAGMENTO DE LA GUERRA DE LOS YACARES, HORACIO QUIROGA).
—¡Despiértate! —le dijo—. Hay peligro.
—¿Qué cosa? —respondió el otro, alarmado.
—No sé —contestó el yacaré que se había despertado primero—. Siento un ruido desconocido.( FRAGMENTO DE LA GUERRA DE LOS YACARES, HORACIO QUIROGA).
-¡Que lindo perrito! - le
dijo un hombre a un chico que jugaba con un cachorro.
-¿Lo quiere comprar?
-¿A cuanto lo vendes?
-A diez mil dólares, señor.
-No puede ser, es un perrito callejero.
-Sí, pero vale diez mil dólares.
Del libro “El enmascarado no se rinde”. Ed. Colihue. 1992.
-¿Lo quiere comprar?
-¿A cuanto lo vendes?
-A diez mil dólares, señor.
-No puede ser, es un perrito callejero.
-Sí, pero vale diez mil dólares.
Del libro “El enmascarado no se rinde”. Ed. Colihue. 1992.
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